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sábado, 28 de mayo de 2011

HABÍA UNA VEZ UN PEQUEÑO SOÑADOR, LLAMADO VÍCTOR VALDÉS.

Había una vez, un niño que nació en L’Hospitalet de Llobregat por casualidad. Sus papás pasaban por allí y su mamá tuvo que dar a luz. Pese a esto, él se siente de Gavà, otro pueblo de la ciudad condal, allí es donde siempre ha vivido.
A este pequeño soñador que responde al nombre de Víctor Valdés Arribas, le apasiona el fútbol y el Fútbol Club Barcelona más. Su hermano mayor, Ricardo es igual que él, un enamorado del fútbol. Además, Ricardo encarga a Víctor situarse de portero para chutar y practicar para seguir mejorando en el fútbol.
Debido a un problema de salud de su mamá, tuvieron que marchar a Tenerife. Al poco tiempo de encontrarse en el paraíso canario, el pequeño Víctor recibió una carta del Fútbol Club Barcelona. Su equipo del alma, el que ocupa su corazón, al que defiende a capa y espada… quería incorporarle a La Masía, para algún día jugar en el Barça que tanto admira. Con tan sólo ocho añitos tenía que tomar la que sería sin duda, la decisión más importante de su vida. Pensándoselo, aceptó la oferta y volvió a su Barcelona, a su tierra natal. Pero poco tiempo pudo disfrutar de la experiencia, pues el pequeño Víctor, echaba de menos a su familia. Unos dos años después aproximadamente, cuando su hermano Ricardo también volvió a Barcelona para estudiar, el pequeño Víctor volvió junto a él, pero a La Masía en su caso.
Fue ascendiendo en las categorías inferiores del club catalán hasta llegar al Barça B. Allí, estaba a un solo paso de ascender a lo máximo, al Fútbol Club Barcelona.
Van Gaal fue el encargado de subir a Valdés al primer equipo. También fue el encargado de devolverle al Barça B. Tras unos altibajos, con la llegada de Antic al banquillo culé, Valdés volvió al Camp Nou. Debutó el 1 de septiembre de 2002 frente al Atlético de Madrid. Antic fue el encargado de hacer que Víctor volviera a tener oportunidad de triunfar en su Barça. Compartió titularidad con Rustu. Pero el que le dio la titularidad sería Frank Rijkaard, que llegó pronto. El holandés confió en Valdés sin pensárselo. Y Víctor le devolvió la confianza con brillantes actuaciones continuas, tanto en Champions como en Liga. Con confianza mutua, llegaron a conseguir el doblete. El día de la final de Champions frente al Arsenal en París, fue la consagración de Víctor Valdés Arribas como el portero ideal para el Barça. Muchas veces, el propio Víctor ha afirmado que ese fue el partido de su vida, el que más le ayudó. Y como bien dice el dicho… “una imagen vale más que mil palabras”, esta foto de complicidad entre Valdés y Rijkaard:


Fotografía de: www.fcbarcelona.com
En la actualidad, Víctor ha dejado de ser el pequeño soñador, ya que a sus 29 años, está en pleno auge de su carrera. Fue al Mundial acompañando a la que sería la campeona del mundo, ha conseguido su tercer Zamora consecutivo (el cuarto de su carrera) con la segunda mejor media de la historia.  Además, Valdés ya tiene entre sus brazos al próximo “pequeño soñador” de su familia, su hijo Dylan Valdés, que nació en agosto de 2009.
Valdés no quería y mucho menos se imaginaba, ser portero algún día. Como él ha reconocido, para él ser portero era un sufrimiento hasta los dieciocho años. Tras varias charlas con su familia, decidió continuar y hoy, les agradece porque un día le hicieron entrar en razón. ¿Y por qué no? Todos los culés  agradecen a la familia Valdés-Arribas que convencieran a Valdés de continuar, porque si no hubiera sido así, hoy el Barça no podría contaría con el mejor portero del mundo.
Guardiola, ha sido y es el encargado de hacerle disfrutar con su pasión. Pero Rijkaard, fue el que hizo que un día Guardiola pudiera contar con el mejor portero del mundo.
Historias como la de Valdés hacen ver que el fútbol es muy bonito, pero que la travesía que hay recorrer hasta llegar al punto más alto, es difícil y muy dura. Probablemente ha habido y hay muchos casos como los de Valdés, pero que no tuvieron una familia que le hiciera continuar. Quizá, nos hemos perdido a auténticas perlas, pero el fútbol es así, unas veces ganas y otras pierdes.
Este cuento lo cerramos momentáneamente, Valdés sigue ejerciendo de lo que es, el mejor portero del mundo.
Y colorín colorado, este cuento aun no ha finalizado.


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