Fotografía de GERRY PENNY (http://www.sport.es/) |
El Barça volvió a Wembley. Apuntaba a ser una noche tórrida de pasión futbolística y así fue. Tras esperar diez minutos a ‘ligar’ con el campo, se pusieron ‘pies a la obra’ y empezaron con el recital, que a más de uno hizo vibrar. El Barça devolvió a cada aficionado presente en Wembley y a los que demás, el apoyo incondicional mostrado durante toda la temporada con un fútbol que habla por sí solo. Mientras que el United, se quedó en el intento. No fue el peor partido de los de Sir Alex Ferguson, pero tampoco el mejor. Van der Saar que se retiraba ayer del fútbol a sus 40 años, no ofreció su mejor cara. Aunque bien es cierto, que en los goles poco pudo hacer. Ante la magia exquisita del equipo culé, fallar es lo normal y acertar es lo extraño, no importa el nombre del que esté en frente. A la hora de un encuentro frente al Barça, sales a por todas, pero normalmente no llegas a conseguirlo. Y menos cuando el Barça ofrece su mejor versión, que es lo que hizo ayer. Los pases de Valdés al pie de sus jugadores y sus salidas determinantes, defensa impresionante de Piqué, Mascherano, Alves y Abidal, las combinaciones perfectas entre Xavi e Iniesta, la ayuda imprescindible de Busquets, la magia sólo disponible de Messi, la fuerza de Pedro, las ganas de Villa y por último, la idealización perfecta de este partido por parte de Guardiola, hicieron que el Barça enamorara a todo aquel que estaba atento al partido. El Barça enroscó el juego como una rosa de Sant Jordi, de tal forma que era casi imposible arrebatarle el balón, y demostró que jugando al fútbol, nadie le gana. Demostró también que el ‘Fair-play’ está del lado de los que ayer disputaron la final: Barça y ManU. Y para el colmo de muchos, también demostró - una vez más - que tiene en sus poderes a los mejores jugadores del mundo, que no sólo son Messi, Xavi e Iniesta. Mascherano demostró una vez más esa jerarquía de la que solo puede hacer gala él. Su humildad, su estilo de juego y sus ganas por llegar al Barça –bien sea fuera en el campo, en el banquillo o en la grada, como él ha afirmado- han hecho que se convierta en un pilar imprescindible para este Barça. Abidal, probablemente vivió una noche de las más bonitas de su carrera, aunque no es la primera final que disputa y gana con el Barça, esta era la más especial. Volvía de vivir uno de los episodios más desagradables de su vida, pero Abi ganó la partida a ese tumor que tanto nos dolió a todos. Y ayer disfrutó de un ‘privilegio’ que mereció como él que más. Abidal es una pieza insustituible para este Barça, así lo manifiesta él con su juego y también Guardiola a la hora de la alineación.
El Barça de ayer volvió a mostrar su mejor cara. Además, las ganas de muchos, especialmente de los asturianos que admiran a Villa –seguramente todos-, querían que marcara el ‘Guaje’ y así fue. No fue un gol de suerte y mucho menos un gol feo. Una gran jugada individual de Messi, recuperación espléndida de Busquets y el pase al goleador; Villa preparó el balón y remató desde fuera del área con un ‘trallazo’ que cogió un efecto imparable para Van der Sar. El gol del ‘Guaje’ fue el tercero, el que cerró el marcador, el que quedará para siempre en el recuerdo de todos los asturianos que admiran a David Villa, en la retina del Guaje y por supuesto, de todos los culés. Villa merecía esto, merecía ganar títulos a nivel de club para reafirmarse totalmente como un grande del fútbol actual. Con una Liga (la primera para él) y una Champions (la primera también para él), puede conseguir más títulos, tres más (Súpercopa de España, Súpercopa de Europa y Mundial de Clubes). Villa está contento por llegar al Barça, entusiasmado con los gritos de su nombre en el Camp Nou y feliz por conseguir títulos.
El fútbol de este Barça, está construyendo una mansión para el fútbol en la que priman los ‘museos’ con títulos, los grandes jugadores y el mejor entrenador del mundo.
Muchos fueron los deportistas que dijeron que quería que ganara el fútbol y así fue. Ayer el Barça no sólo ganó su cuarta Champions, siguió decorando esa mansión que de momento, tiene tejado para rato.
Todo el mundo apuntaba a un fin de ciclo del Barça de Guardiola por ‘falta de hambre’, creo que ha quedado claro que el estómago de estos chicos acepta todo título que venga, así lo demostraban sus caras en el ‘escalón especial’, con la copa en las manos de Abidal.
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