Si te quieres enterar de toda la actualidad de Salamanca y provincia, visita: www.tribuna.net

miércoles, 30 de marzo de 2011

LA ERA GUARDIOLA:

Sombra alargada (con motivos para ello), humilde, buena persona, el mejor entrenador del mundo, paciente, nació en Sampedor (Barcelona)… Responde a estas características un tal… Josep Guardiola i Sala.
2008… Todo el barcelonismo recordará ese año, ya que fue en la que llegó el magnífico Josep Guardiola, plasmó su firma para dirigir aquel barco sin rumbo llamado Fútbol Club Barcelona. Él tomó los mandos del timón, asegurándole a la tripulación (los jugadores) que no les fallaría. Ambos se prometieron fidelidad eterna. Y así les ha ido, surcando los mares más difíciles de forma victoriosa, consiguiendo títulos y con una forma de navegar tan única y tan mágica, que cualquier otro barco, también poderoso era “pan comido” para ellos.
La llegada de Guardiola (sin menospreciar el trabajo realizado por Frank Rickjaard que fue impecable) supuso un punto y aparte en el equipo azulgrana. El ideal era el mismo, pero el “jefe” era otro con menos paciencia y más soberanía. Quizá eso es en lo que falló nuestro Frank, en dar demasiada confianza a algunos jugadores.
Guardiola impuso sus normas, el que no las aceptara y cumpliera, estaba fuera. No había más opciones, aceptas o te vas. Pequeña, pero necesaria dictadura futbolística, en ese momento.
Hizo “barrida” en el equipo, se quedó con los fieles a sus ideales y con los que aún les quedaba carrera en el Barça. Otros grandes jugadores marcharon, no sin antes haber dejado una gran huella en el equipo culé, véase los caso de Ronaldinho, Eto’o, Márquez, Henry etc…
En el Barça de la “Era Guardiola” prima la cantera, el espectáculo, la humildad y el respeto. Todo ello estuvo muy presente también con Rickjaard. Pero Guardiola quizá fue más afín al equipo ya que él estuvo dentro de las palabras mágicas: “La Masía”.
Guardiola se ha convertido en el predicador del fútbol, en el Jesús del Barça y los jugadores culés han sido sus apóstoles.
Hoy por hoy (esperemos que nunca), no ha aparecido el apóstol traidor, es decir, el judas. Quizá algún fichaje que no salió del todo bien no terminó de ser el mejor apóstol, pero tampoco fue un judas, únicamente no encajó en el mapa a seguir.
Esperemos que esto dure y dure, como la religión, pero con una pequeña diferencia, que nunca dejen de creer en el predicador. Porque si eso sucede, el mensaje desaparece, y si eso ocurre, la magia se disuelve, y si eso pasa, el fútbol dejaría de ser lo que es, un auténtico espectáculo protagonizado por artistas de re-nombre.
Lo dicho, pasen, vean y disfruten, que nunca se sabe cuándo puede acabar.


Paula Martín.

No hay comentarios:

Publicar un comentario