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viernes, 24 de agosto de 2012

LA HISTORIA NUNCA RECONOCIDA DE UN HÉROE:



Parece que equivocarse no está permitido o al menos no lo está para Víctor Valdés. El guardameta catalán erró al controlar un balón que le entregó uno de sus defensas, uno más de los muchos que recibe cada partido; porque a diferencia del resto de equipos –o al menos de la gran mayoría-, el Barça inicia sus jugadas con pase del portero, lo que convierte a Valdés en guardameta y jugador de campo al mismo tiempo. Si algo se puede destacar de él es su calidad a la hora de jugar con los pies, habilidad de la que no pueden presumir muchos porteros. Ésta maravillosa forma de jugar conlleva unos riesgos para el portero y ésto a veces puede dar lugar a errores como el que ha cometido Valdés ayer.

Como si de lo peor que ha pisado el Camp Nou se tratase, Valdés ha sido atacado por gran parte de su afición y ridiculizado por la del Real Madrid. Los comentarios de la afición merengue los puedo llegar a entender, pues gracias a ese error pueden disimular su pésimo partido, en el cual el Barça le ha dado un auténtico ‘baño’ futbolístico. Pero no alcanzo a entender cómo parte de la afición culé ataca de esa forma a su guardameta, el que tanto les ha proporcionado. Será que con los años la memoria pierde.

¿Ya no recuerdan que Valdés ha realizado paradas inverosímiles en partidos de Liga, cuando el resto de su equipo no conseguía levantar el partido y gracias a él se han llevado los tres puntos –como en el encuentro frente al Villarreal en la temporada 2010/2011-, victorias que posteriormente han sido vitales para conseguir la Liga? ¿Tampoco guardan su memorias la final de Champions en París: cuando Valdés volvió -casi literalmente- loco a Henry y gracias a la combinación de su sublime actuación y de los goles de Eto’o y Belletti, el Barça levantó su segunda Champions? ¿Recuerdan el ‘Iniestazo’? Deben saber que si Valdés no detiene en dos ocasiones en la misma jugada a Drogba, el gol del de Fuentealbilla no habría servido de nada. Y posteriormente en la final, Cristiano Ronaldo utilizó todo su repertorio, que no es poco, y no encontró forma alguna de superarle. ¿Y  la final de Wembley? Realizó paradas decisivas.
                                                                                                                                               
El Camp Nou no trató bien a Valdés cuando empezaba a escribir su particular historia en el libro del Fútbol Club Barcelona, pero parada a parada, fue conquistando a la grada. Ha realizado y realiza números increíbles que le afirman como el mejor portero de la historia culé.

Recuerdo una rueda de prensa del gran Pep Guardiola en la que afirmó: “El Barça son Valdés  y diez más”. Y la primera palabra que salió de mi boca fue: AMÉN. Víctor es para el equipo lo mismo que son los cimientos para una casa, algo elemental para que ese ‘hogar’ no se caiga ni se destruya. Me gustaría decirles a los que por un error puntual, fruto del juego maravilloso pero arriesgado, piden que se siente en el banquillo, que se atrevan a dar un nombre para sustituirle y entonces me callaré. No vale el de Casillas porque ustedes saben tan bien como yo que para el juego del Barça no es apto y no lo es porque solo hay uno válido: Víctor Valdés Arribas.

*. Recuerdo el verano en el que Valdés estuvo a punto de abandonar las filas del Fútbol Club Barcelona. Yo no entendía nada. No quería ni podía aceptar que el mejor portero para el Barça se marchara. Y no lo digo yo… Lo dicen las paradas, los números, los títulos ganados y Pep Guardiola, cuya palabra vale más que cualquier otra y cualquier culé coherente y verdadero lo sabe.   
                                                                                                                                                                    Lo pasé francamente mal. Una amiga me hizo un fotomontaje con fotos de Valdés bajo esta frase: “Sonrío con tus victorias, lloro con tus derrotas. No te vayas, solo contigo sigo”. Creo que cualquier persona que tenga un ídolo comprenderá esta frase porque no hay verdad más absoluta.

Nunca le han valorado justamente, siempre ha estado mirado con lupa, gritando sus fallos y callando sus aciertos, pero sé y así lo he comprobado, que quien entiende realmente de fútbol  declara que él y Casillas son los mejores del mundo. No es cuestión de gustos, es cuestión de conocimientos. A mí, personalmente, no me gusta Íker, pero reconozco que es junto con Valdés el mejor del mundo. Hay cuestiones que solo tienen una respuesta, la cual no tiene que estar en singular y ésta es una de ellas.

Cuando critican a tu ídolo, te duele y más cuando son tantos años, pero como bien me dice una amiga mía… “Hay momentos malos, pero luego sale, se sitúa en la portería, detiene el balón, sonríe y tú sonríes. Merece la pena, porque siempre habrá momentos malos, pero los buenos son mil veces mejores”. Y lo pude comprobar… No he tenido sensaciones iguales como las que sentí cuando le vi defender la portería frente al Atlético de Madrid en el Calderón, contra el  Valladolid en el Zorrilla y frente al Sevilla y al Osasuna en el Camp Nou. En estos dos últimos con ovaciones hacia él. Me fui al hotel con dolor de mandíbula de tanto sonreír.

Seguirá jugando, seguirá brillando, podrá equivocarse a veces, podrá dar y otras veces quitar, al igual que los diez jugadores restantes. Pero si algo tengo claro, es que sonreí con él y sonrío en los buenos momentos, pero le animaré cuando ‘todos se hayan ido’, que será cuando más lo necesite. Porque ayer, muchos que otros días gritaban con una sonrisa de oreja a oreja: “oe, oe, oe, oe, Víctor Valdés”, pedían a otro portero. Culés a medias tintas hay muchos, de hecho, como dice mi padre: “ahora pegas una patada a un bote y te sale 500 del Barça, pero antes no era así”, pero culés de verdad muy pocos. Yo he decido ser culé de verdad, apoyar a cualquier jugador perteneciente al equipo siempre y más cuando se equivoque, sonreír y celebrar los buenos momentos y llorar y asumir los malos. El fútbol funciona por  ciclos, pero jamás deja de ser maravilloso. Y si algo puede decir muy alto y muy claro es que: estoy orgullosa de que Víctor Valdés sea mi ídolo.

Son las cuatro de la mañana. Hora de dormir. Hora de pensar que mañana será otro día. Pero sea la hora, el día y el año que sea: “Sempre amb tu, Valdés”.


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