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domingo, 8 de julio de 2012

ÉRASE UN AMOR PLATÓNICO PECULIAR:


A menudo me preguntan: “¿por qué te gusta el fútbol? Solo son veintidós tíos corriendo detrás de un balón”. Y nunca sé qué responder… Yo creo que ésa es la grandeza del fútbol: amarlo y no saber describir el motivo.

Fútbol es entender que esos veintidós chicos son como tú y como yo, pero a la vez son capaces de hacer vibrar a un país entero como nunca antes.

Fútbol es saber que ese objeto redondo con el que dan forma a su arte, es algo que todos podemos tener, pero solo ellos lo pueden usar.

Creo que para entender qué es fútbol no hacen falta explicaciones ya que es uno de esos ejemplos de: “una imagen vale más que mil palabras”. Pongamos un ejemplo: el gol de Andrés Iniesta en la final del Mundial frente a Holanda:

Al recordar ese momento te detienes. Observas el movimiento de Iniesta y la rabia con la que le da al balón. El esférico entra en la portería. Y ese gol supone que España consiga el Mundial. Y entonces gritas como si no existiera mañana, como si pudieras llegar volando hasta el cielo. Te acuerdas de la fecha de nacimiento de Iniesta y bendices a sus padres por crear a semejante mago.

No recuerdo cuál fue el primer partido que vi por televisión, tampoco en el estadio… Solo sé gracias a mis padres que desde que nací amo este deporte y que, pasado un tiempo, aparece ese “ídolo” que te hace disfrutar aun más de esto, en mi caso, Valdés.

Como ya he dicho, no sé por qué amo este deporte, ni cuándo empezó este “matrimonio”… Solo sé que no falto a ninguna cita, también que no quiero que la palabra “divorcio” se acerque, aunque con los caprichos económicos de por medio, cada día “discutimos” más. Pero en el fondo de mi ser sé que aunque los caprichos sigan aumentando considerablemente, sigo plena y totalmente enamorada del fútbol.

Lo sé, es una visión demasiado romántica, pero disfruto tanto con esto llamado “fútbol” que hasta sus muchísimas imperfecciones me parecen bellas.

Se podría decir que es un amor platónico, unas veces causa alegría y otras dolor, siempre inalcanzable pero eternamente hermoso.

"I have the ball, I pass the ball" (Pep Guardiola).

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