ÉRASE UN SUEÑO TRUNCADO INJUSTAMENTE:

Foto de www.vitigudino.org 

Muchas son las ocasiones en las que decimos la tonta, pero lógica opinión de que el dinero no es lo más importante. Parte de razón tiene. Pero sí es cierto que es el complemento ideal al talento que muchos poseen. Aunque de forma inversa, poco se podría hacer. Esto se puede y es más, se debe aplicar a un paisano mío, cuyo nombre es Carlos Huertos, vitigudienense de cuna y torero soñador.

Carlos es arropado por una gran maestría con el capote en mano y vestido de luces, al alcance de muy pocos. El vitigudinense sería uno de esos toreros admirados por anti-taurinos. Y no, no estoy loca. Sería una lucha de titanes en prácticamente igualdad de condiciones, quizá esta vez con ventaja para el toro. En un lado: el toro y sus cuernos; en otro: Carlos y el capote. Con su maestría y calidad, hipnotizaría al toro, venciendo en una batalla en la que sólo puede quedar uno. El de Vitigudino vencería, no me cabe la menor duda.

Carlos tiene una técnica casi perfecta. Tiene buenos reflejos, valentía, rapidez y coraje. Aspectos fundamentales para cualquier buen torero. Pero ante todo, es visible la admiración, el respeto y el cariño que siente hacia el toro. Pese a que sabe que puede jugársela, él demuestra todo lo anterior a cada instante.

Hace un tiempo, los ciudadanos de Vitigudino, a pesar de que ya hacía años de ello, aun tenían en sus memorias al mítico “El Viti”, gran torero, pero del que yo no he podido visionar su calidad. Pero para mí no hay nadie como Carlos Huertos. Yo veía en él ilusión, calidad y valía para lo que más le gustaba, el toreo. Pero también echaba en falta suerte y dinero para lanzarlo al mundo de la tauromaquia. No soy la única que piensa, e incluso que sabe que si los dos últimos factores hubieran acompañado la carrera de Carlos Huertos, hoy sería un torero de elite.

Ayer, (26-6-2011), en la becerrada local en la que se homenajeaba a ‘viejas glorias’, como Pepe Toso, hemos podido disfrutar de una pequeña, pero brillante actuación del diestro vitigudinense. De él se destaca su maestría, simpatía y poca suerte. Señores, hemos perdido a un grande en este mundo, que es la tauromaquia.

Recuerdo cuando era una niña y en mi querido Vitigudino había dos toreros por excelencia: Carlos Huertos y Alberto Revesado. Con unos cinco o seis años, ya elegí a mi favorito. No podía ser otro que Carlos Huertos, con su gomina en el pelo, su delgadez y su calidad para torear. También, cada año esperaba con ansia la llegada de los Corpus para verlo torear. Recuerdo que era poco el apoyo que recibió en sus inicios. Pero yo siempre me quedaba embobada viéndolo torear.

Lástima que lo que te da muchas veces el dinero, otras tantas te lo quita. Pero Carlos Huertos siempre será un grande del toreo, pese a no poder dedicarse totalmente de forma profesional a ello.